Hace dos años un escalofriante hecho trastocó la vida y tranquilidad de la familia Perla Julissa “N”. La joven salió de compras previo a una celebración de Año Nuevo en Estación Pesqueira, Sonora y ya no regresó a casa.
Con apoyo de colectivos de búsqueda, la familia encontró el cuerpo sin vida de la adolescente y hace semanas la sepultaron. Sin embargo, días antes de su desaparición, Perla adoptó a una perrita a quien nombró “Rubí”, misma mascota que no la olvidó y permaneció junto a ella hasta el último minuto de su entierrro.
Su mamá, Martha, explicó a Radio Formula la situación.
“Es de nosotros, la mamá de la perrita se murió, le pegó un infarto, se murió la perra de repente y se quedó chiquita, mi hija se quedó con ella”, dijo.
La perrita adoptada, al darse cuenta que el cuerpo se trataba de su dueña, lloró, aulló e intentó salvarla. Acompañó a las labores de entierro y se quedó junto al ataúd hasta que llegó la noche.
Su familia, promete cuidarla hasta el último día y guardar la memoria de su pequeña.
