Perlas del Mar de Cortez son Afectadas por el Calentamiento Global

Las altas temperaturas en el mar ya tienen efectos evidentes y a gran escala, pero también afecta actividades tan específicas como el cultivo de perlas. Así le está ocurriendo a la granja comercial de perlas más grande de América Latina, Perlas del Mar de Cortez, ubicada en Guaymas, Sonora.


José Manuel Nava, director de producción de Perlas del Mar de Cortez indica:


“México por cerca de 400 años fue el principal productor de perlas del mundo. La exploración del mar de Cortés fue motivada principalmente por la búsqueda de perlas”.


En la bahía de Bacochibampo en Guaymas, Sonora, se encuentra la granja productora de perlas; ahí, dicen, están resintiendo las temperaturas extremas.


José Manuel Nava comenta que “el cambio climático es una realidad, tenemos registro de la temperatura de la superficie del agua desde los 70’s y es muy evidente cómo se ha calentado el agua de mar”.


En verano de este año se ha registrado una temperatura promedio de 20.9 grados Celsius en la superficie del mar, es 0.7 grados Celsius más que el promedio entre 1982 y 2011.


El director de producción precisó que:


“Afecta en muchos aspectos desde la reproducción, la deposición de la concha, la eficiencia de la reproducción. Son mucho más frecuentes los huracanes, nos han destruido la granja más de una vez. Es muy frecuente que aparezcan nuevas enfermedades con los cambios de clima, entonces algunas enfermedades que no se distribuían hasta acá, comienzan a distribuirse. Siempre tenemos que estarnos ajustando a estos cambios climáticos”.


La granja, con una parcela de 200 mil ostras de la especie concha nácar, puede sacar 100 mil ostras cada año, pero solo en 4 mil se forma una perla, es decir, tiene un rendimiento de 4 por ciento.


José Manuel Nava detalló cómo se cuidan las ostras y cómo se forman las perlas:


“Nosotros obtenemos los organismos desde que son muy jóvenes. Entonces a los dos años operamos, y comienzan a producir una perla. Metemos una esferita de concha dentro de la gónada de la ostra junto con un pedazo de tejido que produce nácar que cortamos de la misma ostra, hacemos una operación de injerto de tejido”.


“Ese tejido crece alrededor del núcleo y lo cubre de nácar, y forma una perla libre. Esa operación se tiene que hacer en 30 segundos, y es el problema porque no hay más granjas, es complicado hacer esa operación. Hay que darle mucho mantenimiento. Hay que sacar 200 mil ostras cada dos meses para limpiarlas una por una, quitando cualquier tipo de objeto extraño ahí, balanos, esponjas, diferentes animales y plantas que se pegan a las ostras porque si no lo haces la ostra se va a morir”.


El cultivo sustentable de una perla lleva cuatro años de trabajo y monitoreo que se dificulta con el cambio climático.


Nava concluye: “si tenemos afectaciones y hay que vivir con ellas”. 


“Nosotros no podríamos depender de las perlas naturales que salen de nuestras ostras porque la incidencia de perlas naturales es muy baja”.