La estrepitosa derrota de la izquierda boliviana que gobernó veinte
años representada por el Movimiento al Socialismo liderado por Evo
Morales, que llegó dividida a la elección del domingo 17 de agosto y el
ascenso de los candidatos de la derecha y la ultraderecha que habrán
de disputar la presidencia en la segunda vuelta dentro de un mes, deja
diversas lecciones para el morenismo mexicano.
En esa elección Evo empleitado con el presidente Luis Arce, promovió
el voto nulo, el cual alcanzó el 18% de la votación, mientras los
punteros Rodrigo Paz, quien fue candidato del Partido Demócrata
Cristiano, sorprendió al alcanzar un mínimo de un millón 561 mil votos,
el 32% de los votantes totales y el ex presidente Jorge Quiroga, con
un millón 311 mil votos. Tras emitir su voto Arce aseguró que habría un
“tránsito democrático” en el país, y dijo que “recuperar la democracia”
es la mejor herencia que dejará su Gobierno. ¡Bolas don Cuco!
Este resultado en el país andino aunado al bloqueo a las costas
venezolanas por parte de la army gringa en contra del cartel de los
Soles supuestamente dirigido por Nicolás Maduro y las presiones
estadounidenses sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum, ambos
identificados con la marea rosa, la cosa se pone del cocol para las
fuerzas políticas de esa corriente populista de izquierda que han ido
perdiendo piso al alejarse de la realidad.
El Foro de Sao Paulo en la mira del imperio
No debe olvidarse que mucho del conflicto con Maduro con Donald
Trump se debe a su alienación con Rusia, China, Irán y Cuba, eje en
el cual el gobierno norteamericano ubicó al gobierno de Claudia
Sheinbaum y quien señaló como instigadora de las protestas contra
las redadas antiinmigrantes en Los Ángeles y otras ciudades de la
unión americana, las cuales por arte de magia cesaron tras la
acusación y la no poca represión en contra del movimiento y que
investiga el FBI. Actualmente su diferendo con la DEA y el desmentido
de la existencia del Proyecto Portero, abona al distanciamiento de la
presidenta con esa agencia, vetada durante el primer piso de la 4T
luego de la detención del general Salvador Cienfuegos, que metió en
un brete a AMLO con la cúpula del ejército.
También es bueno recordar que Brasil gobernado por Lula y
perteneciente al Foro de Sao Paulo, fue amenazado con aranceles de
insistir en llevar a la justicia al expresidente Jair Bolsonaro.
Tampoco puede ignorarse el pleito de AMLO con el gobierno de
Ecuador, con el que México congeló relaciones diplomáticas, tras la
toma de la embajada azteca por las fuerzas policiales y militares
ecuatorianas para arrestar al exvicepresidente José Glas, a quien
López Obrador buscaba dar asilo político y cuyo nombre está asociado
al expresidente Rafael Correa, protegido del tabasqueño y quien en
diciembre de 2017, fue condenado a ocho años de prisión por recibir
sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, en un caso que
golpeó a varios gobiernos en América Latina, entre ellos el mexicano
en tiempos de Enrique Peña Nieto.
En ese entramado de intrigas y colusiones entre mandatarios
identificados a la marea rosa, destaca el rescate espectacular en una
nave de la fuerza área mexicana del expresidente Boliviano Evo
Morales, quien tuvo una corta permanencia en México bajo la
protección de la 4T. El periodista Jorge Fernández Menéndez
(19/08/25) ha dicho que el régimen obradorista del Humanismo
Mexicano tomó de Evo Morales a sus operadores de redes que
trabajan para Morena y el diseño de la reforma judicial que aplicó
“acullá”.
Parte de las ligas de la 4T con países enemigos de E.U., ha destacado
el apoyo en envío de petróleo, alimentos de Segalmex, libros de texto,
compra de medicamentos o la contratación de médicos al gobierno de
Miguel Díaz-Canel de Cuba, lo cual no ha caído nada bien en la Casa
Blanca. Ese apoyo por razones humanitarias a un aliado político
ascendió se ha dicho hasta los 400 millones de dólares del
presupuesto de los mexicanos.
Morena aparte de la narrativa, ha perdido contacto con la realidad
Si la estrategia de Morena, aparte de la polarización de la República
Amorosa, ha sido la de conservación y ampliación del poder obtenido
en 2018, bajo principios como “por el bien de todos primero los
pobres”, “austeridad republicana”, “no mentir, no robar, no traicionar”, y
todos estos conceptos incluidos en la narrativa oficial pejista y en la
Cartilla Moral esgrimido por el “loco hermoso” de Palenque, quedó en
entredicho ante las incongruencias y excesos de la élite morenaca
evidenciada en viajes al extranjero, joyas, lujos y demás y cuyo
colofón de la irrealidad en que viven lo confirmaron las cartas de Andy
López Beltrán en donde acusa espionaje y culpa a los conservadores
de eso y la “no primera dama” Beatriz Gutiérrez Müller, con posterior
amenaza de uso del poder judicial morenista en contra de sus críticos.
Si la austeridad y la justa medianía se transformaron de dogmas y
prédica desde palacio nacional, no exenta de violencia política, –y aún
antes de la campaña de 2018– en políticas públicas durante el
gobierno obradorista fue hecha trizas por quienes decían encarnar al
pueblo, del que quedó acreditado están distanciados, al arropar a sus
corruptos del partido de la revolución de las conciencias y celebrar
alianzas con partidos de fama pública cuestionada por su corte familiar
y parasitaria como el PVEM.
Para la izquierda mexicana no había diferencia entre vida privada y
vida pública. En algún momento el autor de los Cuadernos de la
Cárcel Antonio Gramsci pugnó por la revolución de las costumbres
que implicaba que la coherencia personal era parte del proyecto
político.
Y ese distanciamiento es notable en todos los niveles de los gobiernos
morenistas, desde la federación, los estados y los municipios, en cuyo
ejercicio responde a más al ánimo de control y de subordinar al partido
al estilo del caciquismo en los años dorados del PRI.
Hasta Karla Córdova en Guaymas, quien ha ejercido un mandato
patrimonialista y familiar en su primera etapa como alcaldesa y en lo
que va de su segundo trienio, desde su destape como candidata a la
alcaldía en el 2021 hasta la conformación de los Comités Seccionales
ha pretendido controlar al morenismo porteño, lo cual ha logrado en
alguna medida y cierto éxito con su contubernio y amarres con el
senador Heriberto Aguilar y los de Lola del Río con Alfonso Durazo a
nivel estatal.
Tal vez por eso impulsa con todo a su delfín Daniel Apodaca, el Dany
de Karla, mientras Jesús Chito Cambustón, busca apoyo para
sucederla en gentes que no son Heriberto Aguilar; Celestino Tino
Sarabia nada de muertito desde la sindicatura en pos de la
candidatura de la alcaldía y el diputado Sebastián El Sebas Orduño se
acerca Heriberto por si las moscas.
Partido a la deriva
Ya sin el liderazgo caudillista de López Obrador el partido creado por
él y para él ha ido perdiendo reflejos al derrumbarse la austeridad y la
pobreza franciscana como símbolos de la 4T y aunque se dice en
retiro de la grilla, quien según anota el periodista Mario Maldonado
(21/08/25) cuando no visita a la presidenta Sheinbaum en la CDMX,
recibe en su finca La Chingada de Palenque en donde despacha y le
caen diversos personajes ligados a su círculo íntimo como Daniel
Asaf, César Yáñez, Adán Augusto, Alejandro Esquer, Octavio Romero
Oropeza, sus hijos Bobby y el regañado Andy, su esposa Beatriz, así
como funcionarios del gobierno tabasqueño de Javier May o cuando
no mata el tiempo de su retiro político viendo beisbol o escribe sus
libros y el aniquilamiento político del heredero de su legado y nombre
a quien no le gusta que le digan Andy y descobijado como traidor al
legado de su padre y el cual no ha venido apareciendo en eventos de
Morena al lado de Luisa María Alcalde, el partido guinda parece
manejarse sin rumbo a la par que cada vez es inocultable el golpeteo
interno entre las facciones morenistas de origen, escuela y tradición
política diversa como el marxismo, comunismo, nacionalismo
revolucionario, castrismo-guevarismo, teología de la liberación,
filosofía de la liberación, indigenismo, neoliberalismo, etc. Al Peje los
plebes le salieron demasiado aspiracionistas.
Y parte de esos jaloneos y encontronazos dentro del movimiento
cuatrotero, según versión de líderes de la Unión Popular
Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ), cuyo bastión es la alcaldía
Iztapalapa y fundado por los hermanos de José Múñoz y la jefa de
gobierno de la CDMX Clara Brugada, con diferendos claros con la
presidenta Claudia Sheinbaum, la ejecución el 20 de mayo pasado de
sus colaboradores operadores cercanos Ximena Guzmán y José
Múñoz, fue un claro mensaje para la funcionaria y pudiera responder a
“pugnas internas” no resueltas dignas de una novela negra, lo cual
pone la piel chinita.
La reforma electoral en puerta por sus advertidos sesgos
presidencialistas será el espacio y ring a la vista en donde las
facciones políticas morenistas se verán las caras.
Se menciona que María Luisa Alcalde, desde la dirigencia nacional de
Morena ha ido desplazando dentro de Morena a Andy y los suyos en
la estructura partidista y el peso de Adán Augusto López y Ricardo
Monreal y se ha plegado a los intereses de la presidenta Sheinbaum.
Y se afirma va por la neutralización del PT y el PVEM, por su
oposición a la reforma electoral.
Así mientras Morena, un partido formado de cascajo político
proveniente de otras formaciones, navega entre señalamientos de
simulación democrática interna, frivolidad, impunidad, corrupción,
abuso de poder, inconsistencias y la hipocresía entre el discurso y los
hechos de sus dirigentes, las acusaciones del gobierno Trumpista de
colusión con las mafias del crimen organizado y los choques,
pisotones, mordidas, arañazos y piquetes de ojo por arriba y por
debajo de la mesa entre sus tribus –los puros obradoristas y
pragmáticos sheinbaumistas, etc.- y personajes cada vez es más
palpable y evidente su distancia de los problemas reales que quejan al
pueblo que dicen representar y en cuyo nombre gobiernan. El proceso
de descomposición política y de desplazamiento del poder del grupo
obradorista van pian pinito.
Por lo pronto el mensaje con chipote con sangre enviado por los
votantes bolivianos ahí queda para quien quiera tomarlo, porque
después no se vale llorar.