Así era CEYCA, el colegio de los Legionarios donde Ovidio estudió de niño

El hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán estudió al menos cuatro años de primaria en el plantel ubicado en Tlalpan, en la Ciudad de México.

Ovidio Guzmán López, “El Ratón”, de 32 años, detenido este 5 de enero de 2023 por delitos relacionados con el narcotráfico, estudió al menos cuatro años de primaria en el colegio Centro de Educación y Cultura Ajusco (CEYCA) de la capital del país.

El hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán aparece en una foto del anuario del colegio CEYCA, ubicado en la que es hoy la alcaldía Tlalpan.

En la imagen se ve a Ovidio de niño usando el uniforme de la escuela que pertenecía a la Red de Colegios Semper Altius, que significa “Siempre más alto”, con una formación integral en instituciones católicas y bilingües que implementan el modelo educativo del movimiento Regnum Christi.

El método educativo estaba enfocado en el aprendizaje por competencias y orientado a la solución de problemas cotidianos, denominado Sunrise. Los profesores solo eran guías para los alumnos.

La imagen comenzó a circular desde 2019, cuando las autoridades intentaron detenerlo por primera vez, en lo que se llamó “El Culiacanazo” y hoy, tras su aprehensión, volvió a ser retomada.

De acuerdo con reportes de medios, Ovidio Guzmán López fue parte de las generaciones 1998-1999; 1999-2000 y 2000-2001 del colegio CEYCA.

En el 2021, el Colegio CEYCA cerró sus puertas, pese a ser uno de los más exclusivos de la Ciudad de México. Fue fundado por los Legionarios de Cristo y formaba parte de una red de escuelas de prestigio de México y otros 18 países.

El CEYCA era una institución que ofrecía educación desde prescolar hasta bachillerato. El ciclo escolar 2020-2021 fue el último cursado, ya que el colegio llevaba más de 10 años con una caída considerable de la matrícula, además de que la pandemia de covid-19 la afectó demasiado.

De acuerdo con una nota de Telediario de 2019, Ovidio Guzmán dejó el CEYCA después de que su generación organizó un viaje a Disney, al que las mamás de los alumnos decidieron no invitarlo. Su mamá insistió en que lo llevaran e incluso les ofreció pagarles a todos el viaje.

“Cuentan algunos de sus excompañeros que lo veían como un niño normal, al que invitaban a sus fiestas infantiles y actividades, aunque los padres de familia sí notaban algo raro en el estilo de vida de la familia Guzmán López”, indicó.

Cuando la escuela funcionaba, señalaba que su lema expresaba su admiración por alcanzar cada día el máximo desarrollo integral posible. Se presumía como un colegio “comprometido con la educación de alumnos de formación académica espiritual y en valores; es decir en la formación integral”.

Se asumía como una institución que formaba “personas íntegras, que sean líderes de acción positiva y constructores convencidos de la civilización, de la justicia y el amor, según los principios del humanismo cristiano”.