La 4T, del socialismo científico al socialismo utópico

La 4T como fenómeno político no se sabe bien a bien de que se trata,
lo cual responde según Cuauhtémoc Cárdenas, a que no hay nada por
escrito sobre ello.
Para algunos es un proyecto político; para otros un movimiento y
según Rubén Aguilar, el exvocero de Vicente Fox y militante del
FMLN, la guerrilla de El Salvador, es una hermandad.
Lo cierto es que se le ubica como una ideología de izquierda y ya
hecho gobierno, a través de Morena y sus aliados, con sus dudas con
el PES, un partido evangelista, se afilió a pesar de pertenecer al TLC,
después T-Mec, a las posturas del Foro de San Paulo con Cuba,
Venezuela, Brasil, Colombia y Chile, aunque la tradición mexicana era
colocarse al lado de los países no alineados durante la guerra fría
entre los bloques liderados por EU y la URSS, hasta antes de su
disolución y China.

Tomar el cielo por asalto
Entre los integrantes de la vieja izquierda de los 80s y 90s ala que
generacionalmente perteneció la presidenta 66 del país, es decir
Claudia Sheinbaum, un texto de culto era “Del socialismo utópico al
socialismo científico” del también viejo Carlos Marx, en el cual trataba
de probar el fracaso de aquellas ideas que sin asidero en la realidad
material y objetiva habían pasado sin pena, ni gloria por fantasiosas,
entre ellas las de Sant-Simón, Comte o Fourier, los primeros autores
en esbozar teorías socialistas y el autor alemán vio posible de
realizarse con la experiencia de la Comuna de París, como gobierno
temporal de los trabajadores y de entonces a la fecha bastantes
liderazgos han buscado tomar el cielo por asalto.

¿Presidenta de izquierda?
Aunque forjada a la vera del máximo líder de la 4T, Claudia
Sheinbaum, como primera presidenta netamente de militancia de
izquierda, a diferencia de Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Adán
Augusto López, que no viene del PRI, ni del PAN, formada en la
UNAM de los 80s y 90s y bajo el recuerdo del movimiento del 68, al
que pertenecieron sus padres como miembros de la comunidad
académica universitaria, resulta extraño que a 24 horas de asumir el
poder cobijada de presidentes latinoamericanos como Gustavo Petro,
Boric y Lula hay recurrido a Wall Street en busca de oxígeno por el
orden de US $18 mil millones de dólares para enfrentar la quiebra
financiera que le heredó su antecesor.
Su discurso de arranque fue el de una militante de Morena, que a
diferencia de AMLO, que era de una izquierda de la vieja escuela de la
justicia social, se le puede ubicar como de una izquierda más
moderna, posmarxista y de los 80s y 90s de la UNAM.
Claudia Sheinbaum empieza su sexenio con 65% de aprobación, más
que el 2 de junio y por encima dela popularidad con que dejó el
gobierno López Obrador de algo así como 62%. Vicente Fox llegó con
70% en 2000, igual que AMLO en 2018, pero ambos no eran gobierno
de continuidad, sino de alternancia; Felipe Calderón arribó con 50% y
Enrique Peña Nieto con 55%.
Registra Jorge Zepeda Patterson en su reciente libro “Presidenta. La
victoria de una mujer en un país de hombres”, que durante su estancia
en la Universidad de California, campus Berkeley, Sheinbaum, a quien
define como heredera del 68 y su entonces esposo Carlos Imaz, eran
muy cercanos a Jorge Castañeda, con quien incluso la jefa del
ejecutivo tomó cursos sobre las relaciones de México con EU y este
los definía como “los típicos mexicanos de izquierda que no estaban
contentos con Estados Unidos”.

Entre Echeverría, Zedillo o Amlo
Aunque es muy prematuro afirmar si Sheinbaum será la continuación
exacta del AMLO gobernante, será una presidenta sumisa ante su
antecesor o buscará la autonomía presidencial.

De entrada casi se descarta sea como Luis Echeverría, quien servil,
eficiente y serio en extremo se mantuvo cercano a Gustavo Díaz
Ordaz incluso durante la crisis de 1968, de cuya masacre fue
responsable según anotaron Julio Sherer y Carlos Monsiváis en su
libro “Parte de Guerra” y una vez destapado como candidato afloró su
verdadera personalidad desbordante y terminó deslindándose de su
mentor. También se da por descontado que proceda en caso de
injerencia del antecesor como Lázaro Cárdenas con Plutarco Elías
Calles, como José López Portillo con Echeverría a quien mandó de
embajador a las islas Fiyi o como Ernesto Zedillo que encarceló al
incomodísimo carnal Raúl, para sacarse de encima a su hermano
Carlos Salinas.
Por eso llamó la atención que durante su discurso de unción, en el
Zócalo por la tarde del 1 de octubre y en su primera Mañanera se
refirió a AMLO como presidente.
El saludo de Sheinbaum a Norma Piña en su arribo al Congreso hizo
ver mal educado a López Obrador. Sutil y harto simbólico, el gesto
pudiera ir marcando las diferencias, frente a un tema en donde los
empleados del Poder Judicial Federal y muchos especialistas ven la
reforma judicial no como una medida que no pone dicho poder en
manos de la ciudadanía, sino de Morena, dando inicio a su sexenio
con una crisis constitucional sin precedentes en los últimos 100 años,
ha dicho Ana María Salazar.

Estatismo o mercado, el dilema
Entre las contradicciones más destacables en el inicio en la nueva era
política para un perfil de izquierda como el que presume la jefa del
Ejecutivo, resultan el pedido de oxígeno financiero a Wall Street al
segundo día en el poder, en reconocimiento al país quebrado que
recibe; su apoyo a la militarización de la Guardia Nacional, siendo una
heredera del movimiento del 2 de octubre del 68 y su mensaje a la
inversión extranjera capitalista para calmar sus nervios que provocó la
aberrante reforma judicial.
Otro indicio que abona al sospechosismo de que nos encontramos
ante una Coca-Cola con una cucaracha adentro, es el cambio a la
propuesta de reforma energética del Plan C de AMLO, que la
Comisión dictaminadora de la Cámara de Diputados abrió la puerta a

la inversión privada en la explotación de petróleo, que López Obrador
no contemplaba de inicio.
La descentralización de dependencias ofrecida al inicio del obradorato
también resultó fallida.
Sin duda en ciertos renglones el estatismo ramplón de la 4T en su
primera versión fue un verdadero fracaso y así lo demuestran lel
quiebre de empresas como Pemex y la CFE, la corrupción
escandalosa en Segalmex, las aduanas y las megaobras, así como los
números que heredó en déficit fiscal, deuda pública y crecimiento
económico, no se diga en educación, seguridad pública y salud en
contracara del enriquecimiento de los magnates aliados, como Carlos
Slim, que dobló su fortuna en el sexenio o el posicionamiento de una
casta militar en la obra pública y en la entrega de espacios de la
administración bajo su mando como aduanas, puertos, aeropuertos y
seguridad pública.
Un deslinde necesario y urgente de Claudia Sheinbaum, será dejar
morir solo con su soledad al gobernador de Sinaloa Rubén Rocha, el
de la frase ticktockera “¿Y el Roooocha?”, a quien gobernadores de la
4T respaldaron en un desplegado y se ha convertido en un verdadero
lastre de cara al futuro ante la ola de violencia desatada en ese
estado.
Como se ve son muchos los pendientes y los fierros en la lumbre con
que el sexenio claudista da sus primeros pasos.