El zocalazo: pase de lista corporativo en tiempos de la 4T.

La Viña del Señor

El primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum fue terrible para la primera
mujer presidenta de la República, identificada como hija del 68.
Los sacudimientos y escándalos siguen a la orden del día, a pesar del control
de daños intentado desde la cúpula del gobierno federal.
Construir lo nuevo sobre lo viejo, puso en evidencia que el virus priísta
incubado en Morena sigue presente, según decir del historiador obradorista
Lorenzo Meyer.

También quedó claro que el creador de la 4T y jefe del grupo Tabasco, no se
ha ido y de que Claudia Sheinbaum no ha podido llegar y tomar todas las
riendas del poder.

El huachicol, que demostró que en 6 años de 4T se robó más que en 70 años
del PRI y manchó y dejó heridas de muerte a instituciones como la Marina,
Aduanas, el sistema financiero, la UIF, el ejército, la Guardia Nacional y
personajes ligados al círculo cercano al expresidente.

La bestia hegemónica que es Morena, está en crisis, a pesar de las posturas
de ciertos sectores lopezobradoristas que defienden a la 4T como un fin en sí
mismo.

Neonacionalismo morenista
La concentración dominguera en el Zócalo capitalino fue una movilización en
apoyo de la figura presidencial en un escenario de tufo corporativo con
presencia y convivencia de huestes de la vieja estructura charra priísta como
el SNTE, el sindicato petrolero de Ricardo Aldama, heredero de Carlos
Romero Deschamps, la CROC, etc. y de las nuevas estructuras obradoristas
como la CATEM de Pedro Haces.

El informe en la plaza más grande de México, obedeció a los rituales del
poder. En ese evento se dio una recuperación de los símbolos.

Encorralamiento y deslindes necesarios
En el discurso presidencial es posible detectar dos deslindes: uno con el
pasado neoliberal y otro, con aquellos grupos y personajes incómodos de
Morena.

Las vallas desplazadas en la Plaza de la Constitución cual corrales, impidió la
cercanía de estos personajes señalados, como Adán Augusto López
Hernández, Ricardo Monreal, Andy y Bobby López Beltrán, Gerardo
Fernández Noroña o Manuel Velasco, acorde con el discurso de deslinde y
combate con la corrupción.

La medida fue vista como un intento por minar la capacidad de negociación
de los grupos de estos personajes enquistados en Morena. Excorcholatas
como Adán Augusto, Monreal y Noroña, viejos lobos de mar de la operación
política ya incomodan al poder presidencial al poner en duda el principio de
la austeridad republicana. Se notan a leguas las ganas de mandarlos al exilio
como el Tata Lázaro lo hizo con El Turco Plutarco Elías Calles y José López
Portillo con Luis Echeverría, quien terminó de embajador en las islas Fiji, al
otro lado del mundo.

Según una encuesta del diario El País, bajó 6 puntos la aceptación de Morena,
porque se le vincula a ese partido con la corrupción y con personajes de la
criminalidad.

Sin liderazgo operativo
Con su Informe Claudia Sheinbaum buscaba consolidar su liderazgo al interior
de su partido y hacia los sectores populares.

Es sabido, que Sheinbaum asumió la presidencia y en un año de gobierno no
ha podido afianzar un liderazgo operativo en las Cámaras, a pesar de que
Marcelo Ebrard, si cuenta con operadores en el Poder Legislativo.
Esa carencia quedó acreditada con los reveses que la presidencia ha sufrido
como pasó con la reforma a la Ley de Amparo y del nepotismo, a diferencia
de que, a las iniciativas de AMLO, no se cambiaba ni una coma.
Y esas tensiones y ese golpeteo entre las facciones morenistas en las
Cámaras de Diputados y de Senadores, hace urgente la batalla política por
consolidar el poder presidencial de cara a la elección intermedia de 2027.

Mensaje oculto
De entre todo lo que dijo y omitió la mandataria quedó más que claro que la
continuidad capitalista va adelante y el pacto con los grandes empresarios ha
permitido mantener la estabilidad económica a pesar del casi nulo
crecimiento económico que AMLO prometió pasaría de 2 puntos del PIB, a 4
y a 6 al final de su sexenio, llegando a calificarse al modelo aplicado como
bienestar sin crecimiento, basado en el aumento del salario y la dispersión de
recursos con los programas sociales con fines clientelares.
En su libro “El fracaso de la República de Weimar”, el periodista y filosofo
Volker Ullrich, lanza el recordatorio urgente de que está en nuestras manos
el que la democracia triunfe o fracase.