La Viña del Señor
En once miembros del Consejo General del INE dependía el futuro del pluralismo
que produjo la transición a la democracia y del régimen de partidos, de la
efectividad del voto, la consolidación de un hiperpresidencialismo sin controles
institucionales y de un partido de Estado aplanadora como el vivido por 70 años
con el PRI.
Y 8 votos contra 3 decidieron aprobar el dictamen que favorecía a la coalición
gobernante al concederle una sobrerrepresentación que según voces críticas se
apartaba de la norma constitucional en su interpretación de que la reforma de la
Ley Suprema no debía quedar en manos de una fuerza política cuyo sentido fue
impulsado por el actual presidente en su momento y convalidado con la
interpretación de la entonces ministra ponente Olga Sánchez Cordero.
A favor se podrá alegar que el PVEM, como expresión más acabada del
pluralismo del sistema de partidos, ha gobernado la república tanto con la
izquierda como la derecha y se apresta a hacerlo por 18 años, al haber sido unido
con el PAN en el 2000 postulando a Vicente Fox, en 2012 con el PRI llevando
como candidato a Enrique Peña Nieto y en 2024 con Morena y PT con Claudia
Sheinbaum. Mayor ejemplo de pluralismo ideológico no podrá encontrar el lector
en la historia política universal, salvo al interior de Morena en donde confluyen
expriístas, expanistas, experredistas, exceuístas de la UNAM, exlíderes del 68 y la
lista es larga.
Pero eso ya es historia y parte del anecdotario de lo absurdo de una izquierda que
no lo fue y otro capítulo para los libros “Izquierda, 1923-2023. La Terca Travesía”
de Alvaro Delgado Gómez y Alejandro Paz Valera, “Las dos izquierdas. Lo que
nunca se contó sobre la izquierda mexicana” de Jorge G. Castañeda y Joel Ortega
Jiménez y el ultraclásico “Ensayo de un proletariado sin cabeza” de José
Revueltas.y en los próximos días se saturarán los programas de radio, tv y las
mesas de café con análisis en pro y contra. Tela hay para cortar, además.
El INE no se toca
De bien poco sirvieron las sendas concentraciones y marchas que organizó la
Marea Rosa a favor de la institución bajo la consigna “El INE no se toca”, cuando
el organismo no se percató de las campañas adelantadas, el uso de dinero público
en las movilizaciones oficialistas, la injerencia ilegal de AMLO desde la Mañanera
en el proceso electoral, etc. Ya desde entonces era factible prever que, con la
llegada de Guadalupe Taddei a la presidencia del Consejo General, la toma del
INE estaba consumada. El tiempo ha venido dando la razón a quienes señalaron
esas tropelías a las normas electorales y el disimulo de Taddei.
Esos manejos hicieron recordar cuando previamente a la ciudadanización de los
órganos electorales, la Comisión Federal Electoral era presidida por el secretario
de Gobernación y que con Manuel Bartlett en 1988 alcanzó el tope con la
tristemente célebre caída del sistema, cuando la votación a favor de Cuauhtémoc
Cárdenas, candidato del Frente Democrático Nacional, empezaba a fluir.
Lo que el INE no se toca no vio
El tema de la asignación de 200 diputados pluris aunque complejo, fue señalado
con claridad pro expertos y hasta grillos de café, que para que un partido político
tuviera derecho a ellos debía acreditar que participó en la elección con candidatos
a diputados por mayoría relativa en por lo menos 200 distritos uninominales
(fracción I del artículo 54 de la Constitución) y salvo Movimiento Ciudadano,
ningún partido lo hizo. Desde ahí la cosa ya iba chueca.
Y el resto, que, si el reparto del pastel fue por partido o coalición, ya es ocioso de
abordar.
Revisitar a los clásicos
Para entender los alcances del tema, vale la pena echarle una desempolvada a
cuatro textos clásicos de la politología mexicana: El sistema político mexicano de
Daniel Cosío Villegas; El presidencialismo mexicano de Jorge Carpizo, Una
democracia bárbara de José Revueltas y La democracia en México de Pablo
González Casanova.
En dichas obras aprendimos que el Partido de Estado (PRI, PAN y después
Morena) y la presidencia de la República, con sus poderes constitucionales y
metaconstitucionales, conforman los dos pilares básicos del sistema político
mexicano y que en torno a ambas instituciones pululan dos poderes formales
como el legislativo y el judicial, con menos fuerza política que el titular del
ejecutivo que reúne en su persona la jefatura real del partido en el poder y de sus
satélites, agregaríamos, es comandante supremo de las fuerzas armadas y del
aparato burocrático federal y funge como árbitro en los diversos sectores sociales,
económicos y políticos, así como entre los poderes fácticos (empresarios, iglesias,
sindicatos, la burocracia, incluso entre grupos al margen de la ley, como quedó
claro en Sinaloa).
Tras el resultado electoral del 2 de junio, en donde la coalición Juntos Haremos
Historia alcanzó el 54% (35 millones de votos) de los votos en la elección
presidencial y la oposición el 46% de un padrón de 90 millones de votantes, el
tema de representación proporcional puede verse en sus reales alcances.
El resultado provocó la caída del peso y que se empezara a hablar de contrapesos
al enorme poder que Morena y sus aliados emergían de la elección. Entre ellos se
mencionó a los inversionistas y empresarios organizados, a los primos del norte, al
clero católico, entre otros.
El INE y el fin de la transición a la democracia
Mucho se comentó que si el máximo órgano electoral se decidía, como realmente
aconteció, por la sobrerrepresentación de Morena y sus partidos paraestatales PT
y PVEM, de otorgarles vía la asignación de 364 diputados federales (72%) de la
Cámara Baja, a pesar de que en votos solo obtuvieron 54%, en la interpretación
de la Comisión dictaminadora del INE, el camino para la aprobación del Plan C
estará más que allanado, aunque en el Senado la coalición gobernante se
quedaría a tres senadores de alcanzar la mayoría calificada, que le permitiría
reformar la Constitución a su antojo. Esa posibilidad, hizo que el embajador Ken
Salazar, hablara de riesgos para el T-Mec y las inversiones en México.
Una conformación bajo esta premisa sería el reflejo de la Cámara de Diputados
conformada en 1964 bajo el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. La propia referencia
cala.
En esa interpretación del artículo 54 Constitucional, compartida con la visión de
AMLO y de la secretaria de Gobernación María Luisa Alcalde, el slogan maderista
de “Sufragio Efectivo”, parece no ser tomado en serio.
Otra diversa propuesta era la enarbolada por la consejera electoral Claudia
Zavala, quien bajo la óptica de efectividad del sufragio y el principio de
proporcionalidad, la coalición oficialista solo alcanzarían 317 diputados, porque lo
que se viene haciendo es sumar o “regalar” 8 puntos por igual a cada uno de los
porcentajes electorales obtenidos por partido en la votación nacional, a costa de
restarle votos a los partidos de oposición, casi 20 millones, según Víctor Hugo
Sondón, representante del PAN en el Consejo General.
Por su parte, Dante Delgado, denunció que se pretendía volar a MC casi 6
millones de sufragios con la asignación del dictamen y en efecto tal número de
sufragios favorables le fueron borrados por el brazo en alto de 8 consejeros
electorales.
Para el EZLN en voz del capitán Marcos en su texto El Viaje, señaló que la
sobrerrepresentación rompía el equilibrio de poderes.
Los hombres del dinero fijan postura ante la sobrerrepresentación
La Coparmex pidió a los ciudadanos defender su voto para impedir la
sobrerrepresentación. En un desplegado público el Consejo Coordinador
Empresarial fijo su postura en contra.
Por su lado AMLO pidió a las cinco personas más ricas de México que definieran
su postura respecto de la sobrerrepresentación legislativa. En un sexenio en
donde Germán Larrea incrementó su fortuna 944.2% el llamado se escucha
extraño proviniendo de quien repetía que “Por el bien de todos, primero los
pobres”.
El primero en responder fue el magnate Ricardo Salinas Pliego, uno de los
empresarios más cercanos al tabasqueño en los inicios de su sexenio y hoy
convertido en su detractor más puntilloso. “Es el robo de 21% de curules”, dijo.
Ningún eco hizo dichas observaciones en el dogmatismo de la mayoría del
Consejo General del INE.
El futuro del INE en la era de la posobrerrepresentación
De que tras su trascendental decisión que merma el pluralismo y el valor del
sufragio, el INE pasa a ser un apéndice del gobierno como lo eran los órganos
electorales con el PRI hegemónico.
Lo cierto es que de ahora en adelante la enorme lápida de la sospecha bien
ganada será la sombra que marque a una institución que no supo estar a la altura
de las circunstancias y no pudo aguantar la presión de un gobierno concentrador
de poder que repudia la autonomía de las entidades públicas y sociales (tema de
próxima entrega) y abrió las puertas a la construcción de un régimen de nueva
hegemonía de poderes fácticos y formales entrelazados por intereses claros y
aviesos, incompatibles al sistema político democrático de pesos y contrapesos,
equilibrio de poderes, respeto a las reglas esenciales del procedimiento, la
transparencia y rendición de cuentas y los principios generales de derecho y todo
aquello que cabe dentro del concepto Estado Democrático de Derecho.
Si el actual INE no garantizó el cumplimiento de tales principios, no tiene razón de
existir tal cual y urge su renovación. La hipótesis está planteada.
La bola en la cancha del TRIFE
Ahora la bola está en la cancha del Tribunal Electoral de Poder Judicial de la
Federación, quien luego de su fantasiosa y surrealista calificación de la elección
presidencial y del dulce incluido en la reforma judicial para sus integrantes de irse
de ministros a la Suprema Corte, no se pueden esperar peras del olmo.